Podría convertirse en el sustituto temporal del Air Force One presidencial, que ya tiene más de cuarenta años, el lujoso Boeing 747-8 donado a Donald Trump por la familia real qatarí como muestra de amistad y consolidación de las relaciones entre ambos países.
La noticia, como era de esperar, desató un acalorado debate político en Estados Unidos: los demócratas calificaron el carísimo regalo de inconstitucional y contrario al espíritu de las instituciones. Por su parte, Trump, fiel a su estilo directo, respondió a través de su red social Truth::
«La oferta de Qatar es un hermoso gesto y sería una insensatez no aceptar gratuitamente un avión tan extraordinario. El hecho de que el Departamento de Defensa reciba un 747 como regalo, sin gastar un dólar, para sustituir temporalmente al Air Force One de 40 años de antigüedad, en una transacción pública y transparente, pone furiosos a los demócratas deshonestos que preferirían gastar miles de millones de dólares de los contribuyentes.»
Además, es la segunda vez en la historia reciente que un dirigente de una nación de la OTAN recibe un regalo aéreo de este tipo de un Estado extranjero: el precedente fue en 2018, cuando el propio Qatar donó un primer 747 «de lujo» a Turquía, lo que suscitó dudas entre los diputados de la oposición.
El regalo de Qatar ya ha aterrizado en Texas
El superjet aterrizó el 3 de abril en EE.UU. y ha estado en un hangar del aeropuerto internacional de San Antonio, Texas.
Salió de Doha el 30 de marzo, hizo escala en París Charles de Gaulle y Bangor, Maine, antes de llegar a su destino.
Interior soñado: un «palacio de los cielos» para Donald Trump
El Boeing 747-8, apodado el «palacio de los cielos«, es un concentrado de lujo y opulencia once cuartos de baño, cinco cocinas, cuarenta televisores y acabados dorados.
Desde las salas de conferencias con mesas de caoba y sillones de cuero blanco hasta la suite privada con cama king-size y baño de mármol, cada detalle refleja el estilo opulento que gusta a Trump. A bordo hay una sala de cine con una gran pantalla, un gimnasio ultramoderno y un spa para vuelos transoceánicos. Las zonas comunes, con tapicería de damasco y lámparas de araña de Swarovski, recuerdan más a un hotel de siete estrellas de Doha que a un avión militar.
Lujo incluso para el personal presidencial
La zona de personal ofrece cocinas de alta tecnología capaces de preparar cientos de comidas, salas de reuniones con avanzados sistemas de videoconferencia y una cabina blindada para reuniones informativas confidenciales. Los suelos de madera pulida, las incrustaciones doradas y los pasillos más anchos de lo normal transforman la experiencia de vuelo en un auténtico palacio suspendido en las nubes.
Un Air Force One temporal
Aunque supera a cualquier Air Force One anterior en lujo y comodidad, el Boeing 747-8 recibido como regalo de Qatar sigue siendo un avión comercial. Podría sustituir temporalmente al avión presidencial para viajes de representación o traslados internos, pero para misiones críticas o en contextos de seguridad nacional seguiría siendo necesaria la flota militar certificada.
El verdadero Air Force One, aunque menos llamativo en su decoración, dispone de sistemas de defensa avanzados, comunicaciones cifradas, capacidades operativas en zonas de conflicto y salas de operaciones móviles para tomar decisiones estratégicas. En otras palabras, aunque el jet qatarí destaca en lujo y comodidad, no puede garantizar la seguridad y las capacidades operativas del verdadero avión presidencial.
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